Bajo este nombre un tanto épico que parece un capítulo del señor de los anillos, paso a contar las experiencias de unos de los mejores viajes que he realizado.
El Norte de España ofrece unos paisajes distintos de los que estoy acostumbrado por mi zona de Levante, zonas rocosas abruptas, el mar es mas salvaje, y la vegetación espesa. Bosques frondosos se ciernen sobre las carreteras por las que vas, y una extraña sensación invade el cuerpo, como si la magia existiese y pudieses sentirla cuando estas por esas tierras.
Visitamos A Coruña, Pontevedra, Vigo, Santiago de Compostela y también nos adentramos en Portugal, hasta Oporto. Visitamos la Playa de las Catedrales, Finisterre, Estaca de Bares, las Rías Baixas, y unos cuantos pueblecitos encantadores. Las comidas sabrosísimas y abundantes, y comer era mas un placer que una necesidad, y la gente con la que tratabas te recibía como si fueses una bendición.
También aproveché el viaje para conocer a una muy querida amiga, que la conozco muchos años atrás y con la cual tengo mucha confianza y amistad. No la conocía aún en persona, y al estar con ella en persona no tuve esa sensación que se tiene al conocer a alguien a quien no has visto, me sentía con ella como si nos conociésemos de siempre, era tal y como es en internet, realmente maravillosa. Una bellísima persona, tanto por dentro como por fuera. Como nota curiosa contaré que me pareció tan maravillosa que por la noche cuando me acostaba se me quedaban los ojos como platos recordándola, como con temor si al despertarme a la mañana siguiente hubiese sido sólo un bonito sueño.
Pero la experiencia no solo trajo cosas positivas, porque todas las sensaciones maravillosas que pude traerme de vuelta me han costado que una pequeña parte de mi se haya quedado allí, y desde entonces, Junio de 2006, anhelo y suspiro por volver a aquellas tierras, por disfrutar de la comida, los paisajes, de sus montañas, y poder volver a ver la sonrisa de Cristina.
Un beso muy fuerte Cristina.
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