Ojeando un viejo álbum de fotos vienen a tu mente muchos recuerdos, experiencias y anécdotas vividas que recuerdas con una sonrisa. Solo nos acordamos de los buenos momentos, y borramos las malas experiencias, sólo las mas traumáticas residen en nuestra memoria. En las fotos siempre se nos ve sonriendo, disfrutando del momento, de las vacaciones, de alguna reunión con los amigos. Fotografiamos solo lo que queremos recordar. No hay fotografías de dolor y sufrimiento, de discusiones o de enfermedad. No, esas fotografías se las dejamos a los reporteros de los periódicos que son los que se encargan de retratar el mundo tal y como es en cada momento. Nosotros nos guardamos los buenos momentos para poder recordar que bonito era todo antes, refugiándonos en ese falso pasado para preguntarnos con preocupación “¿Y como vamos a salir de esta que se nos viene encima?”
Un voto de confianza hacia nosotros mismos.